El sol que impacta en las fachadas de los edificios aumenta la temperatura del interior y el gasto en el uso de los acondicionadores de aire.
Si utilizamos quiebrasoles en las fachadas (foto), impedimos que el sol impacte directamente en el edificio, que ingrese por las ventanas, reduciendo la temperatura del interior. De esta forma, necesitamos menos energía para enfriar el interior.
Los aleros de los techos pueden ser calculados y diseñados de tal forma que no permitan el ingreso del sol al interior, en las horas más calurosas del verano (10:00 am a 16:00). En invierno, pueden permitir que los rayos del sol ingresen, ya que su calidez es necesaria y produce mucho confort. No es recomendable bloquear totalmente el sol, porque afectaría la iluminación natural de los ambientes y la salud de los usuarios.